William Turner
Joseph Mallord William Turner es uno de los mejores paisajistas de la historia. De hecho, es responsable de que el paisaje sea considerado hoy en día un genero mayor. Tanto en óleo como en acuarela fue un incontestable maestro que además se adelantó medio siglo al impresionismo, pues es considerado como «el pintor de la luz».
Con un padre fabricante de pelucas y madre ama de casa, no lo tuvo fácil para abrirse un hueco en el elitista mundo del arte en la Inglaterra de la época. Muy bajito y con un marcado acento cockney no fue un gran artista en cuanto a relaciones sociales. Además no brillaba precisamente por su estabilidad mental, pero con 14 años consiguió un plaza en la Royal Academy of Art y tuvo la suerte de viajar por todo el mundo, aprendiendo de los grandes maestros.
Snow storm
Turner pintó muchos cuadros explorando el clima extremo en el mar. Aquí, el barco de vapor se muestra en el centro de una tormenta. Hay una historia de que Turner fue atado al mástil de un barco durante una tormenta para que pudiera pintar el evento de memoria. Esto ahora se cree que es falso, pero se ha utilizado como un ejemplo del compromiso directo de Turner con el mundo que le rodea.
El pequeño barco, dominado por el agua y el viento, puede ser visto como un símbolo de los esfuerzos humanos para superar las fuerzas de la naturaleza.
Lluvia, vapor y
velocidad – El gran ferrocarril occidental
William Turner
Lluvia, vapor y
velocidad – El gran ferrocarril occidental
1844
óleo sobre lienzo
91 cm × 121,8 cm
National Gallery, Londres
Rain, Steam and Speed – The Great Western Railway - Wikipedia
La pintura de Turner, reproducida en este grabado, parece resumir la modernidad de la generación de Turner. Un tren de vapor acelera a lo largo de un puente (probablemente Maidenhead Bridge sobre el Támesis) mientras un vórtice de lluvia se arremolina a su alrededor. Por delante del tren corre una pequeña liebre, un emblema tradicional y natural de la velocidad.
Aunque El almuerzo sobre la hierba de Manet (Le déjeuner sur l'herbe) desató controversia en 1863, su Olympia provocó un alboroto aún mayor cuando se exhibió por primera vez en el Salón de París de 1865. Los conservadores condenaron la obra como "inmoral" y "vulgar". El periodista Antonin Proust más tarde recordó: "Si el lienzo del Olympia no fue destruido, es sólo por las precauciones que fueron tomadas por la administración". La crítica y el público condenaron la obra por igual. Incluso Emile Zola se redujo a comentar ingenuamente sobre las cualidades formales de la obra en lugar de reconocer el tema, "Querías un desnudo, y elegiste a Olympia, el primero que llegó". Sin embargo, rindió tributo a la honestidad de Manet: "Cuando nuestros artistas nos dan Venus, corrigen la naturaleza, mienten. Douard Manet se preguntó por qué mentir, por qué no decir la verdad; nos presentó a Olimpia, este relleno de nuestro tiempo, a quien se encuentran en las aceras.
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